El 21 de enero de 2017, el día posterior a la investidura de Trump y dos días antes de su primera conferencia de prensa oficial, hizo una declaración de prensa fuertemente crítica en que afirmaba que los medios habían subestimado el número de espectadores presentes en la ceremonia de investidura de Trump. Afirmó que la ceremonia había atraído a la "mayor audiencia que jamás ha tenido una investidura, punto, tanto en persona como alrededor del mundo." Múltiples medios inmediatamente señalaron que tal afirmación era falsa. Spicer incluso acusó a la prensa de alterar las fotografías de la multitud presente en la investidura. Afirmó que los plásticos blancos que cubrían el césped causaron un efecto visual que minimizó el tamaño aparente de la audiencia, y dijo que tales plásticos no se habían usado nunca antes, a pesar de que sí se habían utilizado durante la segunda investidura de Barack Obama. Además citó cifras erróneas de utilización del metro de Washington que favorecían su afirmación de una mayor audiencia en la investidura de Trump; en realidad las cifras correctas de utilización del metro fueron mayores en los días correspondientes a las investiduras de Obama. Al acabar su declaración, no aceptó preguntas de los presentes. Posteriormente defendió sus afirmaciones previas diciendo que "a veces podemos estar en desacuerdo sobre los hechos". Pronto surgieron reportes que sostenían que había hecho su declaración bajo órdenes directas de Trump, quien estaba enfurecido con una cobertura de prensa de su investidura que él consideraba injusta.