A finales de 1976 Travolta recibió una llamada que cambiaría su vida para siempre: el productor Robert Stigwood lo quería como protagonista para Fiebre del sábado por la noche (1977). Si aceptaba, además sería el protagonista de la versión cinematográfica de Grease. Y así fue como se metió en la piel del italiano-americano Tony Manero, un bailarín que cambió la forma de bailar en medio mundo. Para ello, pasó muchas noches en discotecas diversas observando la forma de bailar del público. Stigwood le dio libertad para que aportara cualquier detalle a la producción y Travolta estudió danza y trabajó con un coreógrafo profesional para la elaboración de su famosa escena de baile en la discoteca. Así se creó un personaje que se convertiría en mítico.